Monday, June 16, 2008

Hannover 2000



Un año tan emblemático como el 2000 no podía pasar sin haber tenido su propia Exposición Universal. Con el tema “Hombre, Naturaleza y Tecnología – origen de un nuevo mundo” la capital de la Baja Sajonia se vistió de gala para acoger este evento. Al igual que en Sevilla, los países con recursos tenían libertad de construcción para los pabellones; asimismo, se aprovechó el Centro de Convenciones de Hannover, el más grande de Alemania, para ocuparlo como espacio de exhibición.



Nuestro pabellón estaba ubicado al oeste del recinto ferial, cerca de Colombia, Uruguay, La Plaza Latinoamericana y una de las estaciones del teleférico; era un edificio colorido atractivo pero también fresco y en equilibrio. El proyecto fue desarrollado en conjunto por el Museo del Niño El Papalote, el historiador Enrique Krauze, y el despacho arquitectónico Legorreta + Legorreta. La principal directriz del diseño museográfico fue la presentación “México: una construcción milenaria”, basada en los textos del historiador Luís González y González.



México fue uno de los países más vistosos de la feria, tanto por su arquitectura vanguardista, como por su dinamismo para exponer a través de cinco espacios delimitados la manera en que este país ha evolucionado. El pabellón estaba compuesto de edificios claros, transparentes y de forma cúbica; eran tres caja traslucidas hecha de cristal y aluminio unidas por tres patios interiores. Asimismo, la base de la construcción y las rampas de acceso eran de piedra, con lo cual se daba una impresión de contrapartes en equilibrio.



En esta Expo se logró mezclar con éxito la fuerza del color y la riqueza de la textura para mostrar el espíritu y la esencia de México, al mismo tiempo que se mostraba una imagen de modernidad y convivencia cultural. El pabellón tenía un diseño muy creativo, proporcionaba al visitante toda una serie de cambios de ambiente en la medida que avanzaba. Otro aspecto valioso fue el rompimiento de una imagen extravagante, folclórica o escandalosa, cosa de la que tal vez no podría jactarse el pabellón nacional ubicado en Epcot Center

El pabellón iniciaba el recorrido bajo el espacio temático de “El alma mexicana”. Lo primero que se presentaba era una animación sobre la evolución del Zócalo de la Ciudad de México a través del tiempo. Se exaltaba la relevancia de este lugar como espacio de expresión popular y punto de encuentro del poder secular y eclesiástico. La idea detrás de esto era exponer la manera en que se encontraron dos culturas diferentes, primero un poco violenta y luego mucho más compenetrante.

La siguiente sección era “El mosaico nacional”, ahí se mostraban las regiones del país, los rostros de la gente y el colorido multicultural. Una vez que entraban, los visitantes eran trasladados a la isla de Janitzio, para ver con sus propios ojos la celebración del día de los muertos. Este bloque representó “los muchos Méxicos y el México único”; entendido a partir del ensayo de Luis González “El linaje de la cultura mexicana”, en el cual se exalta que el rasgo esencial de la cultura mexicana es la convergencia y la inclusión de elementos disímbolos.



El tercer espacio era sobre dos aspectos centrales de la arquitectura mexicana y se titulaba “De la pirámide a la plaza”. De acuerdo con Octavio Paz, “La pirámide es tiempo petrificado, lugar del sacrificio divino… imagen del Estado Azteca y de su misión… la pirámide es el mundo y el mundo es México Tenochtitlan: deificación de la nación azteca por su identificación con la imagen ancestral del cosmos, la pirámide”. El otro elemento del binomio era la plaza publica, la que es de todos y donde no hay jerarquías; todo esto en acorde con la serie de dicotomías manejadas en el pabellón. En este bloque se mostraban imágenes en movimiento sobre la historia de México en el siglo que concluyó en ese mismo año.

La cuarta sala se denominaba “Pueblo Creador”, ahí se exaltó la laboriosidad, la tenacidad y el ingenio del mexicano, que sale adelante a pesar de la desigualdad social y las demás adversidades. La parte histórica iba de la mano de las ideas de Gabriel Zaid en su obra “El progreso improductivo”. La última sala era “México, una construcción futura”, y en ella se proyectaban las fortalezas nacionales y el desarrollo sustentable. Asimismo, en los patios interiores del pabellón fueron representados, con una intención plástica y artística, los diversos ecosistemas mexicanos; en aras de evocar la selva, el desierto, el bosque o el mar, se realizó una abstracción de sus elementos característicos.

Uno de los displays que más llamaron la atención fueron los tres New Beetles que colgaban del techo en uno de los edificios. Dado que la planta de la Volkswagen en Puebla es la única en producir ese coche, venía al caso incluir este formidable ejemplo de cooperación germano-mexicana. Por otra parte, había un restaurante donde podían degustarse entre otras cosas Queso Oaxaca, Salbutes, mariscos, flanes o Mole de Tamarindo, también una pequeña tienda para comprar souvenirs y artesanías. El sello del pabellón era el siguiente:



En general el pabellón recibió una crítica ampliamente positiva y representó dignamente el lugar que ocupa México en el concierto de las naciones. La construcción de la primera y la última salas del pabellón se donaron a la Escuela Superior de Artes Plásticas de Braunschweig para ser reensambladas como biblioteca. El día nacional de México fue el 14 de agosto de 2000 y se presentaron Café Tacuba, Alejandro Fernández y la Sonora Santanera, entre otros.

La participación mexicana en Hannover fue éxitosa porque trasmitió una imagen que, sin mistificaciones, hacía contrapeso a ciertos tópicos que llegan a asociarse con México; se buscó reflejar más acertadamente la complejidad, la diversidad y el dinamismo de la realidad mexicana. De igual manera, se promovieron los avances socioeconómicos del país, el interés por su historia y su inmensa riqueza cultural. Al dejar una impresión más allá de las zonas arqueológicas, los mariachis y uno que otro terremoto económico o político, se logró superar los “estereotipos mexicanísticos” para la Expo 2000.

MÁS INFORMACIÓN

Coste total: El Gobierno de México destino 227 millones de pesos (14 millones de euros) y se estima que la iniciativa privada aportó una cantidad similar.

Organizadores: Se creó un Fideicomiso Expo Hannover 2000 y el Comisario General de Sección fue Jaime Corredor Esnaola.

Arquitectos: Ricardo Legorreta Vilchis, Victor Legorreta Hernández y Noé Castro Castro.

Colaboradores: Miguel Almaraz, Adriana Cilik, Cristina Téllez y Marcela Valero.

Consultores: Diseño estructural: Eilers & Vogel GMBH; Instalaciones: Schmidt Reuter & Partners; Iluminación: Arquitectura Automática; Contratista: ARGE; Bahio Koehnke & Partners.

Superficie total del pabellón: 4200m2 en un terreno de 2,500 m2

Fecha de operación: Del 1 de junio al 31 de Octubre de 2000.

Número de visitantes: 1.19 millones de acuerdo a cifras oficiales.

ENLACES:

http://www.sobrearquitectura.com/cgi-bin/obra.cgi?p=2&ndf=94

http://www.letraslibres.com/index.php?art=6433

http://www.expo2000.de/

http://www.legorretalegorreta.com/lego_new/proyectos_detalle.php?id=106

PÁGINA DE MÉXICO EN LA GUÍA OFICIAL

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